miércoles, octubre 17, 2012

18 sin 19

Falta media hora para el 18 de octubre, mi cumpleaños, y decido abrir este post, en gran medida para no sentirme sola en la vigilia de este día especial, en este año 2012 de transformación y despedida. Este blog, por poco actualizado, se ha convertido en un espacio más de mi escritura al que acudo ya sin pensar a penas en quién llegará a leerme, pero sí con la consciencia de estar dejando yo algo escrito que me recordará a este momento, algún día, cuando yo misma lo revisite... en fin, da igual en realidad.

Estoy aquí esperando a que los minutos decidan que ya es 18 en el calendario y que por tanto tengo 24 horas durante las cuales será mi cumpleaños, ese único día en 365 que para mí es distinto a todos los demás, solamente porque es el mío. Un día como otro pero en el que yo nací, hace cada año un año más. Y esta vez, pasadas esas 24 horas, habrá acabado la fiesta, esta vez ya no se encadenará con ese 19 que es el suyo, el que estuvo acompañando a mi día y a mi vida durante un breve trayecto, ya terminado.

Digo obviedades mientras pasan los minutos, porque en realidad no tengo mucho más que decir y lo que siento es una mezcla de alegría y tristeza. Siempre he celebrado el 18 de octubre, cada vez de una forma distinta pero siempre con alegría compartida. No será menos mañana, a pesar de que sé que dentro de mí va a ser por primera vez (o de nuevo en realidad) un 18 sin 19... Y por eso este post es mi homenaje secreto a esa despedida, a ese 19 no compartido ya, a este 18 en el que nací y en el que me siento renacer una y otra vez, entre la ilusión y la nostalgia.

sábado, octubre 13, 2012

Convaleciente

Sólo tú me acompañas, sol amigo.
Como un perro de luz, lames mi lecho blanco;
y yo pierdo mi mano por tu pelo de oro,
caída de cansancio.
¡Qué de cosas que fueron
se van... más lejos todavía!
Callo
y sonrío, igual que un niño,
dejándome lamer de ti, sol manso.
...De pronto, sol, te yergues,
fiel guardián de mi fracaso
y, en una algarabía ardiente y loca,
ladras a los fantasmas vanos
que, mudas sombras, me amenazan
desde el desierto del ocaso.

"Convalecencia" (Juan Ramón JIménez)

 
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