Leyendo esta tarde a Juan Ramón Jiménez, descubriéndolo en muchos sentidos, he encontrado un texto que he sentido la necesidad de compartir, para que el eco que ha creado en mi alma resuene fuera también y, quién sabe, tal vez a alguien más le haga de espejo de algo...
recuerdo atrofiado
Cada día lo dejaba para el siguiente. Era un recuerdo que no quería dejar de recordar bien, y que nunca tenía tiempo de recordar a mi gusto, y no lo quería recordar mal, y no lo recordaba.
Yo estaba tranquilo porque sentía que el recuerdo estaba en mí seguro recordándose solo, como algo material que interceptaba sin mi voluntad el paso del borrador olvido. Como cuando se hace un nudo en un pañuelo, se había hecho en mi memoria día tras día un nudo.
Un día en que tuve el tiempo, me eché en mi sofá ocioso, como suelo en estos casos, a recordar mi recuerdo. No lo pude recordar ya. Estaba en mí, pero duro, seco, pesado, como un mendrugo, un hueso, un callo del pensamiento, dolor fósil, como un obstáculo inútil del olvido.
Juan Ramón Jiménez , en Cuentos largos.
viernes, diciembre 19, 2008
recuerdo atrofiado
Etiquetas: literatura
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