En las últimas horas (semanas, meses) he abierto nuevas ventanas, ventanas que miran hacia el mundo y hacia dentro, dejando circular ideas y emociones y decisiones. Son de ésas que llevaban tiempo entreabiertas, las que no pueden moverse si falta la confianza, la que ahora siento de una forma más clara, serena y paciente. Abrirlas poco a poco no cambiará nada en apariencia y, sin embargo, sé que tienen el poder de hacerlo todo posible.
Llego aquí hoy impulsada por esta sensación aún recién nacida y por una imagen que me acompaña. Una vez me regalaron un naranjo simbólico, sus frutos querían alimentar a mi alma, a esa luna que me habita con sus llenos, sus crecientes y sus menguantes. Es un regalo que sigue conmigo, porque puedo tomar de sus frutos con mis propias manos, porque confío hoy más que nunca en la necesidad de un nuevo camino en el que mi equipaje lleva todo lo bueno que necesitaré en adelante, lo que ya tengo.
viernes, diciembre 18, 2009
ventanas y un naranjo
Etiquetas: pensando...
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1 comentario:
Espero que esa sensación aún recién nacida te acompañe todo el año.
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