miércoles, febrero 17, 2010

aprendiendo



Supongo que porque ha llegado el momento, porque han pasado el tiempo y las cosas, y porque uno aprende y si no, ¿para qué?; supongo que por todo eso me encuentro aquí, con mi edad, mi mundo, mis ideas y emociones... y me siento conmigo en medio de algo distinto, que tiene mucho que ver con el amor. Con el amor en un sentido muy esencial, empezando por todo lo que uno ama y acabando por todo lo que uno se ama. Acabando ahí porque ahí arranca todo de nuevo, cuando se empieza a comprender y celebrar el simple regalo de la propia vida, y a desear cuidarla. Porque protegemos a lo que amamos de forma natural, pero lo de dentro lo vamos dejando para más tarde y llega un punto en que mirarse al alma de verdad sin sentir dolor es casi imposible.

Hay diversas cosas que han ido perdiendo para mí el sentido con los años, mientras que otras lo han ido ganando, imponiéndose a veces, luego a ratos y cada vez más con la firme intención de quedarse. El amor está en el fondo de toda esa criba, el amor y la honestidad como guías. Pero hay que pasear un ratito por la vida, hacerle preguntas y mirarse al espejo, para ir sopesando el valor de las cosas; hay que haber adorado a dioses incautos y temido a diablos proscritos, para entender que nos cuentan cuentos, con más o menos dosis de algo interesante con lo que quedarse, pero que hay un momento en que la película tiene que ir contigo, en que uno intuye que lo grande de verdad es tan simple que para empezar a verlo hay que haber estado perdido hasta en sueños, haber andado a tientas y chocado duro contra algunas paredes y no haber dejado de buscar; a lo verdaderamente importante hay que haberlo encontrado y haberlo perdido muchas veces para llegar de verdad a sentirlo y a seguirlo.

Lo más largo ha sido aprender a agradecer la vida con todas sus partes mejores y peores, a sentirla en mis manos y saber dejarla sólo en las de quienes demuestran querer cuidar de ella. Sentir eso hoy me sorprende y me emociona, y me asusta un poco aún, porque me doy cuenta de que durante mucho tiempo creí que lo difícil era lo bueno, estar en paz, y me estoy habituando poco a poco a creer en la permanencia de este equilibrio. Aún está cerca lo que caminé, y tuve que sentir frío muy a menudo en el alma y pasear muy cerca de cierto tipo de tristezas para no querer quedarme en ellas; solo después de mirar con dolor adentro y encontrar algo de mí muy solo, empecé a comprender y a cuidar por fin de lo único que es realmente mío por encima de todas las cosas.

Ilustración: "Absolute green", Martine Johanna (http://martinejohanna.com)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

apreciar la vida y su belleza a pesar de todo es uno de los aprendizajes más necesarios que existen.
gracias por decírnoslo tan bonito y tan verdad.
Cris Gargo

b. dijo...

Gracias a ti por resucitar el blog con tu comentario.

 
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