He visto por cuarta vez ya El Pianista, de Roman Polanski. Recuerdo la primera vez, una mañana de octubre en un cine en París, sola, y la segunda... un par de meses después en el Cine13, también en París, con alguien... las otras dos veces fueron por azar, sola de nuevo.
No sé por qué tengo la sensación de que cada vez que la veo me emociona de una forma distinta, a la luz de cada uno de mis momentos, de la luna, quién sabe. Hoy la he visto a medias, estaba empezada y el mando me ha permitido escaparme de algunas escenas difíciles. Quizás hoy no era un buen día para verla entera, o solo para recordar algo.
He pensado de nuevo en la capacidad de lucha, de supervivencia, de resistencia... en la fina línea que separa la vida de la muerte, en el sentido que puede tener permanecer en según qué realidades. Y por primera vez en toda esa fuerza que hace falta a veces a distintas escalas en distintas realidades... en la necesidad de desear, de creer. Me gusta pensar que la película está ahí siempre que necesito recordar algunas cosas, aunque me pongan triste.
Ahora escucho su piano, el de Szpilman... quizás la belleza, el amor, la fe en algo bueno tengan que ver con esa fina línea que separa la vida de la muerte, en tiempos de guerras de cualquier tipo, con enemgios reales o imaginarios, externos o internos.
... dos ventanas: la escena del abrigo alemán, y Szpilman tocando a Chopin, años después...
No sé por qué tengo la sensación de que cada vez que la veo me emociona de una forma distinta, a la luz de cada uno de mis momentos, de la luna, quién sabe. Hoy la he visto a medias, estaba empezada y el mando me ha permitido escaparme de algunas escenas difíciles. Quizás hoy no era un buen día para verla entera, o solo para recordar algo.
He pensado de nuevo en la capacidad de lucha, de supervivencia, de resistencia... en la fina línea que separa la vida de la muerte, en el sentido que puede tener permanecer en según qué realidades. Y por primera vez en toda esa fuerza que hace falta a veces a distintas escalas en distintas realidades... en la necesidad de desear, de creer. Me gusta pensar que la película está ahí siempre que necesito recordar algunas cosas, aunque me pongan triste.
Ahora escucho su piano, el de Szpilman... quizás la belleza, el amor, la fe en algo bueno tengan que ver con esa fina línea que separa la vida de la muerte, en tiempos de guerras de cualquier tipo, con enemgios reales o imaginarios, externos o internos.
... dos ventanas: la escena del abrigo alemán, y Szpilman tocando a Chopin, años después...
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