Sobre el arte de dar consejos, o de la amistad en general, les responde así Mittler a Eduard y Charlotte:
¿Creen ustedes que estoy en el mundo para dar consejo? esa es la ocupación más tonta que se puede emprender. Que cada cual se dé consejo a sí mismo y haga lo que no puede dejar de hacer. Si le sale bien, alégrese de su sabiduría y de su suerte; si le va mal, entonces yo estoy a mano. Quien quiere librarse de un mal, siempre sabe lo que quiere; quien quiere algo mejor de lo que tiene está como ciego. ¡Sí, sí, ya pueden sonreír!, juega a la gallina ciega, y quizá da en el clavo, pero ¿qué?. Hagan lo que quieran: ¡es lo mismo! He visto salir mal las cosas más razonables y bien las más disparatadas. No se rompan la cabeza, y aunque de un modo u otro salga mal, tampoco se la rompan. Basta que me manden a buscar y ya les ayudaré.
Las afinidades electivas, Johann W. von Goethe, Ed. Mondadori, Barcelona, 2007, p.23.
domingo, noviembre 04, 2007
afinidades electivas
Etiquetas: literatura
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