Eran las 16:16 horas de la tarde de aquel día. El sol al otro lado de la ventana entraba a través de la persiana, proyectando rayitas iguales de luz sobre la cortina. Ese dibujo del sol la transportaba, desde la infancia, a un sentimiento de hogar que tenía todos los adjetivos que se reunían para ella, como un abrazo, en esa palabra, y toda su historia de luces y sombras. Eran las 16:16 de la tarde y estaba esperando a que llegara la hora, y se sorprendió sonriendo, y disparó.
lunes, febrero 16, 2009
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