Hay días en los que algo marca un antes y un después. Una decisión, una conversación, una despedida, y al día siguiente te despiertas con la sensación de estar sin estar en el mismo mundo, viviendo en una realidad familiar y extraña, huérfana... como en los sueños inquietantes y tristes de los que te despiertas aliviado, pero sin posibilidad de despertar ni de alivio. Hoy ha sido uno de esos días, en la vida hay pocos y tienen un olor especial que se queda clavado en la memoria para siempre, con cada uno de sus detalles, cada cigarrillo, cada gesto, cada pensamiento, cada palabra dicha, cada lágrima... son días que el alma fotografía sin darse cuenta, porque son días en los que el alma se prepara para la tristeza, en la antesala de un cambio que se intuye inevitable y difícil a la vez. Mañana me despertaré en la cama de siempre, pero será otra; desayunaré lo de siempre, pero me sabrá distinto; caminaré por la calle, y la gente me parecerá ajena, ignorante de la trascendencia de cada instante para mí, de su vacío... Mañana será otro día de algo nuevo, algo que solo el tiempo dirá si mereció la pena, pero que de momento solo estará marcado por un gran vacío, y por la duda y el miedo, y por la huella de ese día anterior que lo cambia todo. Solo lo que sé que permanece me consuela ahora, me ancla a seguir siendo quien soy y a respirar hondo, y a esperar que pasen los días.
martes, febrero 10, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
La vida se llena de ayeres,
que nos dan el conocimiento de nosotros mismos, nos moldean. Aunque siempre hay un mañana por el que luchar, eso si. Y tu yo esta en ello... Respira hondo los aires del mañana que vienen cargados de paz, de esperanza y de amor.
Naranjo... tus palabras son bellas, buenas y sabias. Respiro hondo cada instante pensando en que encontraré esa paz, pensando en ti y en tus palabras de ánimo y esperanza y amor.
gracias,
b
Publicar un comentario