martes, enero 19, 2010

Shhhhhh...

No soy una persona especialmente callada y, sin embargo, me siento bien en el silencio, cada vez más. Solo algunas veces tengo algo relevante que decir o hacer, o algo relevante que escuchar o compartir. El resto es la vida en general, con su ruido y sus porque sí, que alimentan mi propio ruido y mis preguntas, y que me agotarían si no me andase con ojo.
Cuanto más asumo mi dimensión en el conjunto de esa realidad, con toda su infinidad de formas, contenidos, verdades y misterios, más relativo me parece todo, y más aún yo misma. Ante lo limitado de mi experiencia, de mi inteligencia y de mis palabras, encuentro momentos de paz en el gesto de quedarme quieta en el espacio justo que ocupo, callada, atenta a nada ni nadie. A veces se parece a una actitud de desinterés general y tal vez lo sea de forma momentánea. Ese silencio es una tregua necesaria, o una sencilla operación de rescate sin más ni menos, un desenfoque que me acerca a lo que tantas veces corro el riesgo de no ver.

 
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