martes, julio 14, 2015

Distancia


Hay un acordeón en mi mirada
que suena hacia dentro con canciones mudas
que sólo yo escucho.

Entre pupila y latido
hay un aliento encerrado
que canta todas las notas
en vaivén infinito y confuso
sobre el fuelle del tiempo.

Hay un columpio en mi mirada
y es la balanza imposible, constante,
que me pende de un hilo.

Entre el suelo y el aire
hay un paseo ingrávido y terco
de pensamientos en fuga,
de visiones gastadas
por la repetición del gesto.

Hay una peonza en mi mirada
que lanzo a ciegas en el cuarto oscuro
de buscar verdades.

Entre el salto y el giro
hay un duelo con la espera
un equilibrio errante
donde avanzar no me salva
ni me frena la caída.

Hay en mi mirada la constancia
de un ir y venir de péndulo y martillo
un paisaje tan poblado de nosotros,
de los otros,
que convierte la distancia
en un juego breve
una pausa, 
una vuelta a empezar.

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