domingo, marzo 02, 2008

algo sobre el amor

Ilustración: Evelin Tarundjaja
Es un hecho que una gran parte de nuestras vidas y de nuestras conversaciones giran en torno al amor, el sexo o las relaciones. Es un tema que cruza fronteras de todo tipo, quizás el único que supera a todos los demás con diferencia en el cine, la música, la literatura... Me pregunto por qué, por qué se convierte en una parte tan importante de nuestras vidas y, estemos en la situación que estemos, siempre parece que hay algo que decir al respecto...

Una película tonta de domingo por la noche en Antena3 por accidente me ha hecho volver a mi reflexión sobre ello. Will Smith encarna a Hitch, un asesor experto en orientar a hombres buenos pero perdidos en su intento por conquistar a la mujer de sus sueños. En fin, una película entretenida llena de tópicos y algunas verdades respecto al tema del inicio de las relaciones, ese tiempo tan breve y tan frágil en el que dos personas hablan por primera vez, se descubren y se quieren. Hitch es un creador de oportunidades, una versión simpática del viejo modelo de la agencia matrimonial, automatizado ahora por internet en infinidad de portales cuyo éxito evidencia lo mucho que se invierte a nivel personal, cultural y empresarial en la necesidad (y a menudo la prisa) de encontrar a alguien... alguien de quien en realidad solo sabemos que ha nacido y a quien queremos por defecto, imaginamos por naturaleza y confundimos con facilidad. Obviamente la moraleja de la película y de la experiencia nos deja como al principio, y es que en el amor no hay leyes, no hay recetas...

Asi que estamos destinados por el hecho mismo de ser humanos a seguir hablando sobre el amor, a seguir necesitándolo, lo admitamos o no... destinados a fundir o confundir sexo con amor y amor con sexo, cariño con amor, amor con futuro; destinados a sentir el deseo, a sentir miedo al rechazo y a rechazar por miedo, a mostrarnos y ocultarnos queriendo o sin querer, a hablar o callar demasiado, a esperar o desesperar y a toda una infinidad de sensaciones, de momentos y de dudas, de emociones intensas y paradójicas.

Mi conclusión es que, por mucho que se repita y canse la decepción, no dejamos de jugar al amor en sus diversos grados. Digo yo que será por ese instante, ese azar en el que sin recetas ni instrucciones sucede, se produce el hecho de que dos personas se encuentran, se gustan y, alguna vez, se le suma el milagro de que se quieren... así de simple.

1 comentario:

ChusdB dijo...

Pues sí,Belén,comparto contigo esta idea.

 
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