miércoles, enero 16, 2008

Vania en la 42

Chéjov me deja, una vez más, impresionada y conmovida. La primera vez fue en Edimburgo, en 2001, con la representación de "La Gaviota". Me inundó con una profunda sensación de conciencia de la naturaleza humana en toda su crudeza.

Hoy renuevo esa sensación con la versión de Louis Malle para el cine de "El tío Vania". Adaptada por nada menos que David Mamet, "Vania en la calle 42" es un producto híbrido entre la ficción y el documental entorno a las representaciones de la obra de Chéjov en el teatro abandonado Old Amsterdam de la calle 42 de Nueva York, que dirigía André Gregory en la realidad y también en la película.

Impecable la interpretación de todos ellos (magnética la Elena de Julianne Moore), el naturalismo de la puesta en escena, la proximidad, el juego hábil con el espectador y con sus convenciones, la banda sonora... Te la recomiendo entera, pero si no la vas a ver quédate con esta secuencia, la escena final de la obra y del filme.

El monólogo de Sonia contiene toda esa intensidad negra e implacablemente lúcida que impresiona de Chéjov cuando pone en boca de sus personajes, inteligentísimos, la serena e irrefutable constatación de la infelicidad humana.

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