martes, abril 08, 2008

pura vida


Este sábado amaneció dulce, acompañado. Con la promesa de una noche inimaginable partimos a ver el mar, a respirarlo y acariciar la arena como quien dibuja mandalas... bello. Obviando la parte menos romántica (no menos divertida) del colchón en el maletero y nuestros amigos buscando espacios entre los rincones para sus cosas, el ascenso empezó a cruzar los primeros paisajes. Parada en la linda Girona; hacía tiempo que no la respiraba ni cruzaba su puente.

Segunda parada en destino: camino de tierra subiendo hacia la cumbre, nocturna, de las sorpresas. Oler a hinojo es signo de que todo va bien, de que estás donde hay que estar, o eso me pareció a mí. El resto... una jaima anexa a una masia catalana, retomada y reformada por una singular pareja de israelí + inglesa con preciosa hija incluida. Él, un DJ de un gusto elevado, ella pura libertad. Nuestro amfitrión y amigo nos introdujo en ese no-espacio/no-tiempo en que se convirtió la jaima durante las incontadas horas de viaje musical y similares.

Me gustaría intentar describir la música, pero a veces parece que es inútil la descripción porque de lo que se trata es de estar ahí y dejarse llevar. Diré solamente que me fascinó el dominio de los tempos y la progresión equilibrada de los momentos musicales durante toda la noche y hasta media mañana. Con una permanente sonrisa en los labios y una elegancia entre misteriosa y lejana a ratos, Joseph nos dio un poco de todo lo que hacía falta. Bases techno con músicas étnicas (desde flamenco, hasta músicas africanas, árabes, indias, israelís), momentos de puro drum&bass, derivaciones sutiles hacia temas más melódicos, voces sublimes... todo se sucedía, se mezclaba y te penetraba sin necesidad de nada más (aseguro, nada más) que estar abierto de corazón y con ganas, muchas ganas de hacer del cuerpo una proyección del estado del alma favorecido por el entorno, la buena gente y la excepcionalidad del momento. Felicidad.

Naturaleza y música, sensaciones y una pureza indescriptible, de algo y de todo y todos, o mía al menos. Me sentí como una hoja más de un árbol, como parte de aquello y de todo, en un presente absoluto y limpio de cualquier sentimiento negativo... limpia, limpia, limpia... transportada por la experiencia musical más bella que he vivido hasta ahora y feliz de compartirla con personas especiales, con alguien que es especial por encima de todos, conmigo misma y, ahora, contigo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran fiesta, mejor compañía y un rosario de sensaciones inclasificables.

b. dijo...

gracias por acompañarme por estas tierras y por aquellas!

 
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